jueves, 2 de junio de 2022

Cocinar historias

 

En mi ciudad, hay muchos edificios abandonados a su suerte; tal vez, nadie quiera hacerse cargo de ellos, pues no lucen su esplendor; son muertos enterrados delante de todos; que se descomponen lentamente, y cuyo olor llega a nuestro sentimiento del pasado, a aquellos que lo tenemos; mientras que otros, caminan ajustados a sus estresadas rutinas de espejos homogéneos, donde todos son iguales, o al menos lo intentan, para pasar desapercibidos en la cadena de la vida. En este edificio yacente, se encontraba un Bar- Restaurante “Casa Chapete”, que ofrecía asados y comida casera. Está a pocos metros del Acueducto; creo que lo recuerdo abierto, con actividad, con gente, que imagino tendría sueños por cumplir y paraba en esta casa de comidas, a reposar, para entregarse a las delicias de una mano experta en servir alegrías; en conquistar corazones; en paliar soledades, a través de la buena conversación que propiciaría entre plato y plato. Hay edificios, como ciertos ,placeres, que nunca deberían perderse.

 Ana Tapias( todos los derechos reservados)©


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