La amapola se desvanece ante la llegada del verano; mi sombra, una sombra ajena a su pensamiento,
la rodea, la circunda, la acaricia, la protege del adiós que la condenará al
olvido de sus sueños; que vagarán hacia
los arcos del Acueducto; derretidos por el abandono, cubiertos de vegetación,
inmersos en la erosión del agua, que fluye cantando dentro de la memoria de las
viejas fotografías, que importan su relación con la inmortalidad; que mi
sombra, intenta atrapar, para no disolverse en el ayer, para aclarar que fue, para
reivindicar que existió, como algo importante para el sentimiento de un amapola
que abraza la eternidad del Acueducto.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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