La mujer de la fotografía, es Flora; madre de mi abuela Encarna; cuyo
retrato ha llegado a mi vida, para que la cuide, para que la mime, para que la
susurre, cuando me asomo en el espejo para observar el paso del tiempo; mi
bisabuela, construida en mi fantasía,
como un ser alado a quien abrazar; me contesta con elegancia, con tranquilidad,
con belleza, sobre la vida y sus tristezas; porque
hay momentos de lucha; hay días de
incertidumbre: hay horas de lágrimas; pero también, hay espacio para soñar, para
volar, para saltar, sobre el miedo y caer sobre la felicidad; siempre merece la
pena vivir, escucho en lo más profundo de su mirada; que me invita a deslizarme
por el día a día, agarrada de su mano, para que no me derrote la melancolía del destino.
Con amor a mi bisabuela Flora Sanz Cristóbal
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