Nada es fácil, pero debemos abrazar a la
heroicidad de la despedida, que nos acompaña cada amanecer; pues nunca sabemos
cuándo nuestro corazón acosado por las deudas del tiempo, dejará de latir, y
nos convertiremos en un collage de fotografías descoloridas; que tal vez,
alguien conserve o tal vez, alguien recicle, para instalarnos junto a
historias, que huelen a sueños rotos por el destino. Nada es fácil, pero
debemos asumir que seremos parte del ayer.
A mis cinco sobrinos, para que me recuerden con tanto amor, como yo os tengo
¡Os quiero!
Ana Tapias( todos los derechos reservados(©
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