.En una esquina de una
calle bautizada, alguien canta; mientras seguimos caminando, ajenos a sus
palabras; que cuajan en el dolor de la supervivencia, de saltar hasta el otro
lado de la realidad; donde su sentimiento clama ser escuchado; pues tal vez, su
soledad sea parecido a la nuestra; que se evapora entre prisas; que se estresa
entre obligaciones; que se abraza entre deseos no acabados; que encumbran a
nuestra rutina, a soñar en una voz
imposible de atrapar en nuestra memoria; pero que se ahoga en nuestro corazón, cuando
llega hasta nuestro latido caduco, que muere en la belleza de su voz
© Todos los derechos reservadosAna Tapias.
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