Me he quedado sin ellas al ver las imágenes de la destrucción y de los muertos en Egypto. Niños con gases lacrimogenos en sus manos. Niños ensangrentados. Cádaveres sin llanto en el suelo. Hombres con caras de asesinos rodeados de humo. Fuego interior de un país que debería dejar las armas. Un país que deberia dejar las calles a los sueños. Anhelo sueños con trajes que dominen las calles. Las calles son una pesadilla. Una pesadilla de dolor. Una pesadila de odio. Una pesadilla de venganza. La venganza de hermanos contra hermanos.
Mis lágrimas las vendo, no las quiero. No quiero llorar. Sólo gritar: NO A LA VIOLENCIA.
Ana Maria Tapias Garcia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario