La veía en televisión guapa, impresionante, altiva con la palabra. Ayer su recuerdo se desdobla en mi butaca. Me costó desnudarme de Charo, para vestirme de Celestina, pero ella hizo magia con el virgo del tiempo, cosiéndole a una alcahueta, hideputa, que amaba pensar en libertad, la misma que una mujer llamada Charo López ejerció en los años de censura. Celestina, ayer fui Melibea en tus manos.
Con admiración a Charo López
Ana Maria Tapias Garcia.
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