Mis amigos comentan lo que ganan los políticos. Hemos de darles las gracias por ser trasparentes, la opacidad no sale en las revistas de moda. A mí la transparencia que me duele, que me agota el ánimo es la de ese parado, que me miró ayer a los ojos, le conozco de vista. Me estalló en mi rostro, como si fuera yo. Su cara de dolor, imposible de reconciliar con el sentido común, me ató a la fragilidad de un hombre, que agoniza en las calles transparente.
Ana María Tapias Garcia.
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