miércoles, 6 de enero de 2016

La muerte

Mda miedo escribir la palabra"muerte", significa ruptura coel aire, con laestrellas, con lanubes, coel amanecer, con la esperanza de una vida sidolor, con la  nostalgia de la infancia.
 La muerte eel adiósin quimioterapia.
Ayer, fui al cementerio de mi ciudad  a enterrar al hijo de la tía Inés, Armando, utaxista jubilado, con quien me llevaba bien. Fui amiga dsus hijas, pasamos la infancia juntas, ahora apenanos tratamos. Estaban inmersaen la dimensiódel duelo, adondno llega el oxigeno, y uno se ahoga. Rita, la viuda,  sdejaba llevar por su hijo, quien la guiaba entre tumbas y lonichos,  hasta ubicarseel hogasin luz, sicalefacción, quvisitarade vez ecuando.
 Intentaba despedirmcon alguna frase, que traspara la caja de madera, y sdepositara bajo su corazósin latido, pero no fui capaz. Los operarios metían a, Armando, esu nueva casa. Me acerqué a su hija Inés" Lo siento", la dije. Al llegar a su mujer, su hijo, Armandito, mdijo "Iros". Msenti golpeada posu tono violento.
Mi padre y yo nos fuimos al hospital ver a Rafa, una metástasino anunciada, imprevista, galopante, acaba coél. Yacía tumbado, con ufrágil  hilo  de vida. Hace poco hablé coél,  y cosu mujer Pepita, en la callReal, lo noté más apagado, pero no pensé quera ncer.
Abracé a Pepita, conteniendo las lágrimas, qudebían aguantael impulso dcaer al vacio.Le miré  con pena, con desgarro, sabiendo quno lo volvería a ver."Adiós, Rafa", ldije. Salí de la habitación, hablé cosu hijo, questaba tranquilo. Bajé eel ascensocon mi padre, nos montamoeel coche, aparcó. Ecasa, misobrinos jugaban felices, ajenos a la realidad a la qudebeenfrentarse.

Ana Tapias

No hay comentarios:

Publicar un comentario