La monotonía es un duelo entre el sonambulismo y el funambulismo. Hacer el mismo trabajo, soñando viajar a paises remotos donde desconectar del compañero, del jefe, del despertador, de fichar, de ser amable todo el rato, de sonreir bobamente a comentarios sin gracia, de ir a comidas, a cenas de empresa, sin apetecernos. Caminar sobre la incertidumbre del contrato efímero, sabiendo que caeremos y nadie nos levantará.
Ana Tapias
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