El olvido devora nuestras figuras, desdibuja nuestros contornos, fagocita nuestras imágenes. Nadie permanece a salvo de la distancia. Nadie es invitado al banquete del recuerdo. Todos obedecemos al adiós. Todos negamos abrazos. El destino, pulula, inconsciente, a nuestro alrededor, mientras nosotros nos dedicamos a embellecer ante un espejo que siempre nos traiciona.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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