Hace catorce años, que mi abuela, materna, cerró su
latido para siempre. Su asiento en el sofá, no ha sido ocupado. Tampoco
hemos tirado sus zapatos, ni sus zapatillas, con la esperanza de que regrese a
nuestro lado, con su sonrisa, con sus ojos verdes, con su alegría. Puedo
esperar hasta la vejez a reencontrarme con ella, y tendremos la misma edad. Caminaremos
despacio. Nos apoyaremos la una en la otra. Nos abrazaremos, hasta perder el
sentido, para volver, cada una, a la memoria de quienes nos quisieron. Pero, mientras, llega ese momento, acaricio
sus pies desnudos en mi recuerdo
Con todo mi amor, a la memoria de mi abuela Encarna. Te echo de menos.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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