Las cucharas no son bautizadas al nacer, así
que, cae sobre ellas todo el pecado original que arrastran toda su vida; donde el reloj, cada segundo, cada minuto, cada hora, las
recuerda que están desnudas; que nunca serán parte de una sociedad, que las obliga
a vivir uniformados, a seguir las normas, a comprometerse con la rutina, a no
rebelarse, a dejarse llevar por el sentido del viento.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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