La vida es como subir una cuesta arriba,
donde nunca vemos el final, a mitad de la cuesta; pero siempre llega, de la
manera menos pensada, menos deseada, más olvidada. Cada día, hemos de
convencer, a un mundo que no nos escucha, que solo nos observa, que somos
felices. Hemos de ocultar, nuestras tristezas interiores. Hemos de sesgar
nuestras preocupaciones. Hemos de traicionar a nuestros problemas. Hemos de
sonreír sin pestañear. Siendo nuestra felicidad, un globo que estalla detrás de
cualquier esquina, donde llorar la angustia que nos desequilibra, que rompe el
espejo en mil lágrimas, que se esconden en el payaso que camina a nuestro lado.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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