Blancanieves, nunca morirá, pues todas
en algún momento de nuestra vida, nos dejamos atrapar por la fantasía de despertar de la rutina, con el beso de un príncipe,
que nos lleve a un palacio, donde no tengamos que fregar los platos, barrer, tender
la ropa, planchar la ropa, limpiar el polvo, ir a la compra, hacer la comida,
preparar la cena, limpiar los azulejos, pasar la aspiradora, poner la
lavadoras; actos que nos obligan a formar parte de una cadena, siniestra,
de aprendizajes, para perfeccionar nuestra técnica y ser la perfecta ama de
casa; esa que nunca pierde la sonrisa ante la adversidad, de una nueva mancha
sobre el suelo de la cocina; pero yo, me declaro en rebeldía, no quiero ser
Blancanieves, me niego a ser besada por un príncipe que me haga súbdita de su
casa, solo besaré a mis sueños.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©