miércoles, 31 de marzo de 2021

Sombras de la mirada



A veces, creo que no tengo ojos, si no sombras que hablan al silencio de las ausencias, que se transforman en palabras, que crean formas en las calles;  donde sin pedir permiso se cuelan en mi fantasía, que las invita a participar de mis latidos; para volver a ser bautizadas en la realidad, y así poder confesar sus culpas para sentirse vivas. A veces, creo que no tengo ojos solo lagrimas

  Ana Tapias( todos los derechos reservados)

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lunes, 29 de marzo de 2021

Perspectivas de las miradas


 

Esta fotografía ha llegado a mí por azar del destino, o de la herencia de uno de mis tíos abuelos, maternos, que es el hombre que acompaña a la novia; que no sé quién es, pero si vive tendrá que ser una mujer mayor. Imagino que fue feliz junto a su marido, que tuvo hijos, y nietos, que guardaran su memoria dentro de su corazón, de donde se desdibujara con el paso de los años, donde el dolor de la ausencia, cae al vacío de las lágrimas cuando nos sentimos solos, tristes, abandonados, dentro de una rutina que nos persigue, nos acosa, nos hunde. Detrás de mi tío, y la recién casada, se halla una mujer de negro que la mira con entusiasmo. El luto de su traje, me lleva a pensar, que, su marido no se encontrará entre los invitados, sino entre sus ropas obscuras, de donde nunca se despejara, como si fuera un bautismo del duelo de la sociedad;  que con sus costumbres acompaña a las novias en el día, donde olvidara sus sueños para interpretar los de su santo esposo, a quien nunca tendré la dicha de conocer, puesto que el azar solo me ha permitido vagar por una mujer casada de quien me despido, con un “Vivan los novios”

Ana Tapias) todos los derechso reservados)©

sábado, 27 de marzo de 2021

Soledad del paso del tiempo



 La torre de la catedral, de mi ciudad, se alza buscando las palabras de la luna, en los días donde se acerca a sus sueños; que son los sueños de quienes la observan. Sueños conminados por el dolor, por la incertidumbre, por las lágrimas, de estos tiempos de Covid, donde hablar esta prohibido, donde todo esta prohibido. Vivimos encarcelados en nuestras casas, en nuestras provincias, en nuestras comunidades autonomas, sin poder mirar el horizonte, por miedo a caer dentro la fosa del olvido; por ser parte de un mundo que parecía no  que cambiaria hasta que nos dejaron un virus asesino; por callar ante la injusticia, que nos oprime el pecho en cada paso que damos sin poder sonreir. La luna ajena a la vida, inmersa, en la desmemoria del sentimiento, calla, por temor a ser invadida por el sufrimiento, por la impotencia, por las mascarillas sucias de esperanza. La torre de la catedral, se tiñe de soledad, en cada silencio.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

miércoles, 24 de marzo de 2021

Guerras mediáticas

 

Recuerdo la pasión con la que estudiaba en la carrera, soy Licenciada en Historia Moderna y Contemporánea, las guerras: tanto las de la Edad Antigua, con todos sus emperadores, sus tiranos, sus guerreros, sus mapas, que me hechizaban dentro de sus límites territoriales; la Edad Media, no me dejó huella; en la Edad Moderna, las guerras europeas, como la "Guerra de los treinta años"(1618-1648; la Edad Contemporánea: la Revolución francesa(1789); la Guerra de la Independencia española(1808-1814); las Guerras Carlistas(1833-1876); la “Primera Guerra Mundial(1914-1918); la Guerra Civil española( 1936-1939; la "Segunda Guerra Mundial(1939-1945) y tantas otras, que habré olvidado, pues la memoria es difusa; pero me encantaba estudiar las estrategias, los frentes, las batallas. Todo era lejano, pero siempre había un mismo patrón; un asesino, aconsejado por varios asesinos, decidía hacer una guerra, que condenaba a miles de hombre a matar a miles de hombres, contra quienes no tenían nada en contra. El asesin o asesinos,  eran laureados,  bendecidos,  honrados, con medallas, con pedestales, con el aplauso social; los soldados, eran abandonados en cunetas, en cementerios, en casas, donde era imposible ser los de antes, pero había que seguir sonriendo por la familia, que daba saltos de alegría,  al saber vivo a su padre. Ahora, las guerras se libran en los medios de comunicación; las balas las disparan los jefecillos de opinión, quienes sumidos en la ideología de turno, da igual el partido, las siglas, siempre es bueno obedecer al que manda; escupen palabras de odio hacia el otro bando, siempre hay otro bando, al que machacar, no respetando nada, cualquier insulto, argumento, es válido si lo dicen los intelectuales o intelectualas del momento; quienes cargados de verborréicos argumentos,  nos impulsan a insultar, a bloquear, a no respetar a nuestros padres, a nuestros amigos cercanos o virtuales. La guerra no cesa en 24 horas. Asistimos a bombardeos masivos en redes sociales, que miramos a cualquier hora, pues las bombas nos causan insomnio, que nos invitan a contestar a alguien, a quien disparamos, desde nuestra trinchera del anonimato. Pero, como todo llegarán los días del armisticio y podremos besarnos y abrazamos, sin temer al enemigo invisible, que ha sido creado por un mentiroso, mentirosa, compulsiva, que ama destruir el respeto y la convivencia.

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lunes, 22 de marzo de 2021

Un año después


 

Hace un año, algunos enfermamos de Covid junto a nuestras familias, mientras se decretaba el "Estado de alarma"; nuestro encierro fue todo lo traumático que es pasar una enfermedad desconocida, que estaba dejando cadáveres acumulados, apiñados, vencidos, en grandes superficies habilitadas para ello. Puede salir a la calle, cuando el médico me dio el alta telefónica, pasados tres días sin tener síntomas. Fui a la farmacia, a unos metros divisaba la Plaza Mayor, que me parecía extraña, ajena, ausente. Era como si mis pies hubieran sido pegados al suelo, y no los pudiera despegar de la puerta de la farmacia. El corto trayecto de mi casa, donde mi padre estaba aislado, las calles yacían repletas de vacíos, de ausencias, de miedos, de incertidumbres, que congelaban hasta las flores, que no se atrevían a mirar a los seres que como si fueran funambulistas las observaban desde sus balcones. Pasado un año, las calles se sonrojan dentro de las sombras, que tímidamente vuelven a sonreír, esperando que pronto lleguen los abrazos, las caricias, los besos; que se olviden las distancias, los susurros, los desencuentros; para que la vida sea un destino donde acudir, no de donde huir. 

 

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domingo, 21 de marzo de 2021

Trabajos

 En mi vida, he pasado por varios trabajos, nunca tuve suerte para estar fija;  debe ser que el destino me tiene preparado otra cosa, que no ser una funcionaria triste, amargada, odiosa;  de esas he visto muchas; tantas que no quiero ser funcionaria: al menos como ellas o como ellos, que no hay género ni para la idiotez, ni para la mediocridad. Llevo unos meses, formando parte de un equipo que agrupa a diferentes profesionales, que intentamos ayudar a la gente. Mi labor, es escuchar a personas detrás del teléfono. Personas enfermas, sencillas, vulnerables. Intento canalizar su miedo y convertirlo en esperanza. Labor complicada, pues estamos encerrados hace un año dentro de nuestras paredes, sin poder salir, sin abrazar el camino, sin cantar bajo la lluvia. Una de mis compañeras, que tal vez sea superior a mí, por su profesión, nunca por su inteligencia, ni por su carrera; vigila mis palabras, las critica, las condena. Es una mujer joven, de mirada perdida, guapa, elegante;  que ha olvidado la empatía con el ser humano; que ha perdido la noción del respeto; que ha decidido emborronar mis palabras, tacharlas, gritarlas. Ayer me escupió “Siempre la estás liando", cuando intentaba razonar  con una persona, pero no me dejó terminar. Su absolutismo me abruma, me lleva a las lágrimas. Soy vulnerable, como las personas con las que he llorado al otro lado del teléfono. Siempre me dicen, que en los trabajos hay que aguantar mucho para sobrevivir, pero creo que personas como ella, a quien respeto como mujer, deberían estar fuera de equipos que luchan unidos, para logar un mundo sin dolor.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)

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miércoles, 17 de marzo de 2021

La tía María


Me busco en las facciones de mi tía, María; intento responder a mis dudas, a mis inquietudes, a mis soledades. Mis palabras vagan por su mirada, que se enquista en el espacio del pasado, pero que mi fotografía ha rescatado ochenta años después; donde la vida ya no es en blanco y negro para las mujeres, sino en color; donde intentamos ser nosotras mismas con o sin hijos; donde luchamos por nuestra felicidad con o sin marido; donde volamos en libertad con o sin prejuicios. Mis sueños, invitan a los suyos a formar parte de mi realidad, para que su soledad sea acompañada por mi recuerdo, que encuentra a una mujer valiente, fuerte, diferente, que vivió en una sociedad sin voz.

En memoria de tía abuela María García Redondo

 

Ana Tapias( todos los derechos reservados(©


martes, 16 de marzo de 2021

Trajes del tiempo


 

 Somos trajes del tiempo con brazos, con piernas, con manos, con ojos, con labios, con pestañas; vestidos de sueños, que caminan a lo largo de la vida encontrando silencios donde refugiarse, porque las palabras no son sinceras, no son reales, no son insumisas; son cunas de lo efímero, donde caerse hacía la nada; por eso,  siempre vamos desnudos de minutos, de segundos, de horas; por eso, siempre nos enamoramos del pasado, donde nos quedamos atrapados dentro de nuestra esperanza

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viernes, 12 de marzo de 2021

Atrapar el duelo


 

Nuestra vida es una sucesión de duelos, que hemos de asumir sin protestar, lentamente, en silencio, vagando entre la realidad y la fantasía. Sabemos que existieron, pero sus rostros, se desdibujan de nuestra memoria, de nuestros besos, de nuestros abrazos, para quedarse dentro de nuestra soledad;  donde lloran balanceándose ,de un lado para otro, como si fueran columpios;  donde caen al vacío como si fueran cristales rotos; donde pestañean en el horizonte como si fueran sombras de la memoria. Nuestra vida nunca será la misma sin ellas, sin ellos, por eso de vez en cuando, hemos de atrapar momentos donde sus siluetas, nos acarician, para volver a ser felices.

Ana Tapias( todos los derechos reservados(©

jueves, 11 de marzo de 2021

Instantes en color


 Vivimos pequeños momentos en color, que forman parte del puzle del recuerdo, que, con el paso de los años, se diluye dentro del blanco y del negro. Es imposible abrazar cada momento, de los que fuimos participes; no somos recipientes cerrados que contengan sueños, derrotas, lágrimas, sonrisas, esperanzas, fracasos, victorias, fantasías, desencuentros, amores, desamores, odios, venganzas, envidias, palabras. Solo somos capaces de besar la eternidad del instante, que nos rescata del duelo de sabernos cadáveres con circunstancias.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
Para mis cinco sobrinos, con todo mi amor. Sois mi eternidad, os quiero.

martes, 9 de marzo de 2021

Destrucción de la belleza

A veces, es como si la Historia se quedara ciega y todo desapareciera bajo la ilusión del recuerdo que se rompe, que se erosiona, que se descuartiza dento del sufrimiento quienes lo vivieron, que fueron aquellos que nos invitan a recordar el pasado, si es que merece ser recordado, pues nunca sabremos lo que sintieron quienes trabajaron sin descanso en las iglesias, en los monumentos, en los palacios, que imaginamos cargados de felicidad, pero tal vez, sus moradores fueran seres taciturnos, lugubres, apagados, inhospitos, adornados de comisuras de labios que no encontraban sonrisas, sino la oscuridad de sus silencios; por eso, cuando observo, una consrucción erguida, mayestica, solemene; o  cuando comtemplo unas ruinas derrotas, vencidas, desdibujadas, lloro por los que se fueron soñando con la fantasía de un mundo más justo y solo abrazaron el dolor.

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lunes, 8 de marzo de 2021

Dictadura en el olvido

 

Leo un artículo en el diario “El Mundo", del sábado, que me deja en  Venezuela y en la miseria en que la sobreviven la mayoría de los venezolanos; quienes llevan veintidós años, sumidos dentro del caos, de la vorágine,  de la crueldad de Chávez, primero y ahora de Maduro; quienes gobiernan desde el miedo, desde la incertidumbre, desde el adoctrinamiento, de una sociedad, que no puede revelarse, porque si lo hace, termina torturada en la cárcel, si tiene suerte; sino desaparecerá como si fuera humo y nadie volverá a hablar de ellos. Los países democráticos, ignoran esta dictadura, debido al juego de alianzas comunistas, que los bendicen sin preguntar, pues tal vez ellos usen sus mismos métodos. Así que, no es rentable intervenir, ni declarar guerras imposibles de ganar; es mejor, mirar para otro lado, mientras millones de venezolanos, han de subsistir con los “Bonos de la Patria” que equivalen a 2, 97 euros; con este dinero en Europa, podemos comprar dos barras de pan y media, que son el sustento de familias durante un mes. La pobreza, se ha instalado en Venezuela, un país que era una gran reserva petrolera, pero que solo beneficia a quienes hacen de la revolución una forma de explotación

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viernes, 5 de marzo de 2021

Ausencias del ayer



 Alguien construyó esta iglesia románica en Segovia, alguien con nombre, con apellido; bautizado en un templo que fue destruido por el paso del tiempo: sobre el que crearon un jardín o un palacio; nunca lo sabremos, a no ser que este escrito en documentos conservados, bajo llave en un archivo, que es la eternidad de las palabras: que nunca mueren, si están bien conservadas: si están escritas con rigor, con veracidad, con manos de soñadores que imaginaron que el futuro llegaría hasta sus huellas. Huellas agotadas, en quienes nos legaron piedras, que hablan desde sus silencios, desde sus soledades, desde sus interrogantes erosionados por la lluvia, por el sol, por la nieve, por los segundos, por los minutos, por las horas, por los días, por las semanas, por los meses, por los años, por las décadas, por los siglos, que huelen a ausencias imposibles de reciclar

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miércoles, 3 de marzo de 2021

Limites al recuerdo



 

Lo único que nos queda, de aquellos seres que amamos, son las fotografías y los lugares donde vivieron. Sus casas, con sus balcones, con sus ventanas, adonde miramos esperando que nos saluden. Sus calles que pisamos anhelando sentir sus huellas. Sus sombras que dibujamos en las esquinas, soñando que nos esperan.  Sus voces clandestinas, que nos susurran bajo la lluvia para que no los olvidemos. Sus manos inertes, que nos acarician en nuestras pesadillas para calmar su ausencia. Su aroma invisible,  que  inunda nuestra piel para oler a ayer. Pero el recuerdo, tiene límites que golpean nuestra memoria hasta dejarla abatida, traicionada, vencida al otro del destino.

 

Ana Tapias( todos los derechos reservados(©

lunes, 1 de marzo de 2021

Amparo Muñoz y el 8 M

 

Leo dos artículos sobre mujeres que llaman mi atención, con titulares opuestos pero que de alguna  forma se abrazan en el tiempo" Diez años sin la mujer más guapa del mundo" en  L O C( suplemento del diario El Mundo) y "El 8 M saldrá a la calle pese a las advertencias" del diario El Mundo. Amparo Muñoz, fue una rebelde hermosa; con vestidos de sufrimiento, que ocultaron sus lágrimas, derrotadas por un tumor cerebral. Mientras que miles de mujeres anónimas, cuyas vidas, nunca fueron publicadas; nunca fueron jugadas en los telediarios; nunca fueron alabadas en las iglesias. Patearan las calles, sin rímel, con mascarillas; gritando contra las desigualdades de ser mujer; apostando por la igualdad; soñando con la no violencia. Y Amparo Muñoz, las observará desde la libertad del silencio, cuyas alas frágiles, hablaran al lado de las flores, que sonreirán a cada mujer, que sueñe con ser ella.

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Fotos de mis antepasados

A veces, creo que las fotografías de mis antepasados, llegan hasta mi memoria para no morir nunca y ser recordadas dentro de mis palabras que buscan, que interrogan, que persiguen;  cada gesto, cada mirada, cada susurro, de rostros, de los que solo conozco lo que me han contado vagamente, mis abuelos o mi madre; quienes han desdibujado el pasado, para convertirlo en un presente erosionado por el amor; del que solo que queda un traje, como el que llevaba, el hermano,  de mi abuela Encarna, Amador, en el día de su boda. Un derrame cerebral, acabó con su vida a los pocos meses de casarse, con cuarenta años. Historia terrible, que he escuchado muchas veces; las mismas que he visitado su nicho en el cementerio de Segovia;  donde Amador Heredero Sanz, fue un bello, un hermoso, un distinguido cadáver con un anillo que lo unía hasta la eternidad;  pero ella, de quien he tapado el rostro, con otra foto de mi tío(, a quien quiero sin saber bien por qué)fue una viuda prematura, que se casó otra vez, e imagino que siempre vivió con dos hombres a la vez. Intento que mi tío me hable, pero no soy capaz de escuchar su voz, tal vez, sea un lenguaje perdido dentro de la distancia y por eso, nunca dejaré de intentar que me explique cómo se llega al destino, sin pasar por la vejez.

A la memoria, de mi tío Amador Heredero Sanz

 

Tu sobrina-nieta que te quiere y te querrá siempre
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