A veces,
creo que no tengo ojos, si no sombras que hablan al silencio de las ausencias,
que se transforman en palabras, que crean formas en las calles; donde sin pedir permiso se cuelan en mi fantasía,
que las invita a participar de mis latidos; para volver a ser bautizadas en la
realidad, y así poder confesar sus culpas para sentirse vivas. A veces, creo
que no tengo ojos solo lagrimas
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