Recuerdo
la pasión con la que estudiaba en la carrera, soy Licenciada en Historia
Moderna y Contemporánea, las guerras: tanto las de la Edad Antigua, con todos
sus emperadores, sus tiranos, sus guerreros, sus mapas, que me hechizaban
dentro de sus límites territoriales; la Edad Media, no me dejó huella; en la
Edad Moderna, las guerras europeas, como la "Guerra de los treinta
años"(1618-1648; la Edad Contemporánea: la Revolución francesa(1789); la
Guerra de la Independencia española(1808-1814); las Guerras
Carlistas(1833-1876); la “Primera Guerra Mundial(1914-1918); la Guerra Civil
española( 1936-1939; la "Segunda Guerra Mundial(1939-1945) y tantas otras,
que habré olvidado, pues la memoria es difusa; pero me encantaba estudiar las
estrategias, los frentes, las batallas. Todo era lejano, pero siempre había un
mismo patrón; un asesino, aconsejado por varios asesinos, decidía hacer una
guerra, que condenaba a miles de hombre a matar a miles de hombres, contra
quienes no tenían nada en contra. El asesin o asesinos, eran laureados, bendecidos, honrados, con medallas, con pedestales, con el
aplauso social; los soldados, eran abandonados en cunetas, en cementerios, en
casas, donde era imposible ser los de antes, pero había que seguir sonriendo
por la familia, que daba saltos de alegría, al saber vivo a su padre. Ahora, las guerras
se libran en los medios de comunicación; las balas las disparan los jefecillos
de opinión, quienes sumidos en la ideología de turno, da igual el partido, las
siglas, siempre es bueno obedecer al que manda; escupen palabras de odio hacia
el otro bando, siempre hay otro bando, al que machacar, no respetando nada,
cualquier insulto, argumento, es válido si lo dicen los intelectuales o
intelectualas del momento; quienes cargados de verborréicos argumentos, nos impulsan a insultar, a bloquear, a no
respetar a nuestros padres, a nuestros amigos cercanos o virtuales. La guerra
no cesa en 24 horas. Asistimos a bombardeos masivos en redes sociales, que
miramos a cualquier hora, pues las bombas nos causan insomnio, que nos invitan
a contestar a alguien, a quien disparamos, desde nuestra trinchera del
anonimato. Pero, como todo llegarán los días del armisticio y podremos besarnos
y abrazamos, sin temer al enemigo invisible, que ha sido creado por un mentiroso, mentirosa, compulsiva, que ama destruir el respeto y la convivencia.
Ana Tapias( todos los derechos
resevados)
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