Esta fotografía ha llegado a mí por azar del
destino, o de la herencia de uno de mis tíos abuelos, maternos, que es el
hombre que acompaña a la novia; que no sé quién es, pero si vive tendrá que ser una
mujer mayor. Imagino que fue feliz junto a su marido, que tuvo hijos, y nietos,
que guardaran su memoria dentro de su corazón, de donde se desdibujara con el
paso de los años, donde el dolor de la ausencia, cae al vacío de las lágrimas
cuando nos sentimos solos, tristes, abandonados, dentro de una rutina que nos
persigue, nos acosa, nos hunde. Detrás de mi tío, y la recién casada, se halla
una mujer de negro que la mira con entusiasmo. El luto de su traje, me lleva a
pensar, que, su marido no se encontrará entre los invitados, sino entre sus
ropas obscuras, de donde nunca se despejara, como si fuera un bautismo del
duelo de la sociedad; que con sus
costumbres acompaña a las novias en el día, donde olvidara sus sueños para
interpretar los de su santo esposo, a quien nunca tendré la dicha de conocer,
puesto que el azar solo me ha permitido vagar por una mujer casada de quien me
despido, con un “Vivan los novios”
Ana Tapias) todos los derechso reservados)©
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