Vivo en una ciudad declarada Patrimonio de la
Humanidad, que debería ser ejemplo de todo, pero solo es del abandono: pues sus
calles están sucias, cargadas de baches, donde se tropiezan y caen autóctonos
y foráneos, quienes se dejan la piel, articulaciones, en el mal uso de los
impuestos, de lo que vivimos entre monumentos, que son recuerdos de un pasado que
fue mejor que el presente , que se pierde dentro de los descuidos de los regidores
de esta tierra castellana, de manos congeladas, de suspiros suspendidos, de
sopas de ajo, de jotas, de poetas sin rumbos, de silencios que lloran debajo de
las sombras, el devenir, de calles, con sentimientos que deberían ser respetados
no olvidados
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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