Objetos sin bautizar me persiguen, me acosan, me intimidan en mi rutina,
para dejarme en la nostalgia de lo que
me espera, que es olvido incrustado
dentro de mi propio deterioro; que llegara sin darme cuenta, que me postrara en
una cama de hospital, donde moriré sola o tal vez, acompañada, pero sin permiso de mi
inteligencia, que habrá sido devorada por el tiempo, al que nunca volveré
vestida siempre desnuda de mí; entregada
al adiós de mi memoria, que formará parte del universo, desde donde sonreiré
ahíta de momentos
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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