martes, 14 de septiembre de 2021

La tía María


Mi abuelo paterno, Leoncio, tenía siete hermanos, entre ellos María. Era una mujer mayor, de pelo blanco; a quien debía dar besos cuando me lo pidiera. Nunca me gustaron los besos, tal vez porque era tímida, huraña, desconfiada. La tía, María, se puso enferma, pocos días después de que la negará un beso, siempre he llevado ese peso sobre mi conciencia de niña. Nunca tuvo hijos, ni se casó, pero creo que tuvo algún novio, o al menos fantaseo con la idea, que la pretendió algún muchacho con el que se ilusionó, pero del que se distanció por consejo de su padre, un férreo militar, lleno de rectitud, de silencios, de honor, que no quería que su hija mayor, se fuera de casa con un joven sin futuro. Entregando a su hija a ser tía de muchos sobrinos, a quienes cuidaría para paliar sus sueños de madre atrapada en otro cuarto de estar. Los últimos días de su vida, los pasó en un dormitorio de la casa de mis abuelos.  Recuerdo como la bajaran en una silla, casi muerta, al hospital. No sé qué pensaría en sus últimas horas, tal vez en mi beso; o tal vez en volar hacía el horizonte, para abrazar otro destino diferente al que tuvo que resistir

Con amor a mí tía abuela María García Redondo

Ana Tapias( todos los derechos reservados) ©


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