Por
los sueños también pasa el tiempo; se acomodan a la distancia y dejan de ser
tan importantes, como para salir a pescar gotas de lluvia sin paraguas; como
para saltar charcos con zapatos de papel; como para acariciar el horizonte sin
guantes de hielo. Los sueños, se desdibujan lentamente en nuestras arrugas, que
acampan en la desesperanza, que anhelan el abrazo, que susurran el encuentro
con nuestro yo; que sobrevive camuflado en
nuestros cuadros de rutinas, que mueren en soledad, atados a un último deseo.
Ana Tapias( todos los derechos reservados(©
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