Hay algo
de nostálgico en el otoño. Es una despedida sutil, que agoniza, delante de
nuestros ojos; que lloran recuerdos del estío y nos conducen al mar. A veces,
me siento molusco, que navega entre la incertidumbre. A veces, el mar me inunda
la esperanza, para dejarla tirada en una calle, que alguien pisará sin temor
a mi olvido. A veces, el tiempo de la despedida, me sacude las sonrisas, que
son parte de mi memoria que se refugia en las viejas fotografías, para no morir
del todo, cada otoño.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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