miércoles, 19 de octubre de 2022

Precio sentimental

 

Llevamos muchos meses, demasiados meses, para muchas familias, con los precios desatados, imposibles, desorbitados, es lo que han bautizado como inflación. Cada vez, que voy a la cadena comercial, suelo comparar las ofertas, y decantarme por una u otra; busco el precio de la lechuga, no deja de subir. Cuento con mis dedos dentro de mi monedero; he de ajustarme a mis euros, que corren hacía mi memoria; donde son cambiados por pesetas, y entro con mi abuela, Encarna, y mi hermana, Encarnita, al economato de dos señoras mayores. Me sorprenden, sus gafas gordas, su mirada diminuta que a atraviesa los cristales. Huele a galletas, a supervivencia, a estraperlo, de los años de la dictadura. Mi abuela, experta en comprar( no he visto mujer que disfrutará más en el mercado) pide lo básico a las mujeres, que ya lo conocen. Somos gente de confianza. Hablan con cariño, con amabilidad, con ternura. Me siento como si estuviera dentro de la alegría; rodeada de productos, que me invitan a ser partícipe de ellos Mis euros, son depositados en la caja registradora; donde una mujer harta de dar vueltas, ni me habla; parece una máquina con intermitente puesto en los dedos. Mi memoria, no quiere salir de la tienda de mi infancia, donde no existía la inflación, y ahora de que cargar cada día con ella.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

 

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