miércoles, 5 de octubre de 2022

El pueblo

 

Ando perdida con el término “España vaciada"; desconozco su origen. Que yo recuerde, no es un hecho de estos últimos años, que los jóvenes se vayan de los pueblos. Mi padre y sus hermanos, emigraron a la ciudad en los años cincuenta, del siglo pasado; para llevar una vida mejor que sus padres; que fueron agricultores y ganaderos, de la Castilla de antes; donde el número de vacas no era parte de cuotas, a las que obedecer automáticamente. Mi abuelo materno, fue pastor, realizaba la trashumancia, con sus ovejas y sus perros; iba desde Castilla la vieja hasta la Extremadura; mientras mi abuela, cuidaba de sus hijos, de sus tierras, y del ganado. Eran tiempos, donde la ganadería y la agricultura, apoyaban a las familias a vivir con dignidad, y con pocos recursos; así que, anhelando un cambio de circunstancias, muchos dejaron su paisaje sentimental para adentrarse en la ciudad. Pasando los pueblos, a ser lugares a los que regresar para descansar del humo, de la contaminación, de las prisas, y poder respirar el olor del ayer, las huellas de su infancia, el suspiro del horizonte. Los pueblos, envejecen con sus habitantes, pero serán colonizados, por sus herederos, quienes aman el ADN del campo; por eso, sé que los pueblos no se vaciaran, porque el eco devolverá las ausencias, y las plazas serán espejos de los nuevos conquistadores del ayer.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

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