miércoles, 24 de abril de 2024

Sombra de gato

Iba caminando, absorta en mi incertidumbre, cuando me llamó la atención un gato a lo lejos; me miraba, incrédulo a mi presencia; mientras se refugiaba en su sombra; que le arropaba, del frio de  personas, que no confían en la bondad de los gatos nacidos bajo las estrellas; que no admiten la sabiduría de los gatos libres; que no entienden la sencillez de los gatos sin dueño; que saltan de circunstancia en circunstancia, adentrándose en la supervivencia, con la intensidad, del que nada tiene y todo lo halla bajo el silencio del destino;  que indaga sin fronteras, en sus ojos, de cazador de palabras:  que anhelan el abrazo de la tranquilidad, conquistada una tarde bajo el sol.

Ana Tapias( todos los derechos reservados(©

Palabras de Pepita

 Ha llegado hasta mí, por vía de mi tía-abuela, María; esta fotografía-postal, a la que tengo cariño, pues tal vez, sea la única que recuerde a Pepita. Escrita por sus padres en Madrid; el 12 de marzo de 1929; hace 95 años, que esta familia, imagino que feliz, dedicaba unas horas de su vida, a fotografiar a su hija, quien  tendría en 1929, dos o quizá tres años; subida sobre una silla de madera, que soportaba con dignidad, su escaso peso; que se diluía dentro de un traje de cateta, como diría mi abuela materna; con pañuelo sobre la cabeza y un collar de perlas alrededor del cuello; que ensalzan la belleza de una niña, de la que nunca sabremos su destino; que está en mis manos en este momento; adivino, que la guerra cruel que devastó España, diez años después de la fotografía, no le dejó huérfano, sino luchadora; pues vivió en el Madrid resistente; donde sus pies correrían para no ser presa de las bombas; donde sus ojos llorarían la destrucción de su vida; donde sus brazos, alcanzarían la fantasía de que todo era una pesadilla de la que despertarse, y ya adolescente, trabajaría, para ganarse el sustento  que le pertenecería;  para poder comprar con la cartilla de racionamiento, alimentos, que le ofrecieran digestiones de olvido; pero Pepita, heroína de su supervivencia, encontró a un joven en una obra, con quien trabó amistad y supo, que le llamaban" el perdedor", pues luchó en el bando republicaron y sus palabras de resistencia, conquistaron sus ojos hechizados de verdad;  que se impuso en sus largas  existencias, donde fueron padres y abuelos con derecho a ser recordados. Y tal vez, la vida de Pepita, fuera otra, pero en  mi imaginación sin descendientes, ha querido que fuera así.

A la memoria de Pepita 
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

Palabras de mi bisabuela

“A mis queridos padres; les mando esta fotografía en mi prueba de mi cariño" Flora. Al otro lado de las palabras, resplandece la juventud, de una mujer de su tiempo: con pelo recogido en un moño; con una blusa blanca cerrada, abotonada, que no da lugar a engaños, que propicia silencios, que conjuga lucha; la lucha de una mujer valiente, que dejó su pueblo, Maello, para venirse a Segovia;  donde conoció a su marido, Manuel, con el tuvo tres hijos: dos niñas y un niño, a quienes dejó huérfanos, muy pronto; pero ella, inhiesta, segura, aguerrida, trabajó en una casa de señores, sin un riñón, para sacar adelante a sus hijos, que tuvieron que buscarse la vida, en la adolescencia;  para no sucumbir a la pobreza; para no rendirse al hambre; para no caer en la tristeza; dando a su madre, un destino tranquilo, al final de sus años. Acaricio una y otra vez, esta imagen, que me pertenece pues yo soy ella; pues ella soy yo; pues las dos, formamos parte de una estirpe, que sigue en pie, después de años y años, de lágrimas, que dibujan sueños en el horizonte.

Con amor, a la memoria de mi bisabuela: Flora Sanz Cristóbal.

Ana Tapias( todos los derechos reservados(©

 

sábado, 20 de abril de 2024

Seres en el olvido

 

Suelo comprar el periódico los sábados, debido a  que mi adicción a la lectura, necesita palabras escritas sobre la realidad;  así que, sujeta aún por mis pesadillas,  y con mi pijama de ausencias; vagabundeo por todos rincones del mundo, hasta que mi letanía de sufrimiento, se detiene en dos rostros abandonados en el destino; se llamaban Fati y Marie; eran madre e hija; mis ojos se niegan a creer lo que veo: sus cuerpos pegados el uno al otro, se hallan boca abajo, cubiertos de arena; se desnudaron de la vida, en el desierto entre Túnez y Libia; imagino que murieron exhaustas por el calor, por el hambre, por la sed; sus cuerpos son los de dos heroínas, que saltaron las barreras del miedo en busca de una vida mejor, que para ellas es el olvido¿ Quién es el culpable de estas muertes? ¿Quién disparó tanto odio para que tuvieran que huir? ¿Quién duerme tranquilo mientras que sus cuerpos se descomponen? Alguien es el culpable de estos asesinatos, pero nunca sabremos su nombre, ni sus apellidos; como tampoco sabremos, los de tantos otros, que también murieron en esta frontera, cuyos límites están dibujados en lágrimas; que mis ojos aún dormidos intentan rescatar del ayer.

Con cariño, con admiración, a todas las víctimas de las guerras.

Ana Tapias( todos los derechos reservados(©

El arte


 Es un alarde de osadía, escribir sobre el arte y los artistas; pues somos almas intransigentes, que nos rebelamos contra el dolor; contra el miedo; contra la incertidumbre; contra la sociedad; contra la costumbre. El artista, suele ser un visionario, que camina en solitario, arropado por su sensibilidad;  que fluye entre las estaciones, que van y vienen en su mente libre; arropada o destapada por la belleza del momento;  que es lo más importante para su mirada diferente; para su cuerpo lacerado; para sus pies exhaustos de saltar barreras, de crear palabras, de soñar mundos, imposibles de entender, entre las ruinas fantasmales de la supervivencia; donde llora el artista en objetos, que son pequeños calendarios de su fantasía. Ser artista es un acto de libertad.

 Ana Tapias( todos los derechos reservados(©


lunes, 15 de abril de 2024

El reloj de mis abuelos


 Ana Tapias( todos los derechos reservados(©

El reloj del comedor, de la casa de mis abuelos paternos( ahora pertenece a otras personas por desacuerdos familiares) permanece olvidado en la casa de mis abuelos maternos, a la espera, de estacionarse en un lugar importante; de relacionarse con un espacio definitivo;  de permanecer fiel a un entorno acogedor: que lo invite a hablar de sus recuerdos, que son los de mis abuelos; cuyas vidas se pararon como las manecillas del reloj; invisibles a los minutos, a los segundos, a las horas; que saltan, sin vértigo, en mis días de lágrimas; donde acudo a recibir instrucciones  de mis abuelos, para sobrevivir a mi realidad; inmersa en el duelo de la incertidumbre;  que acaricia su reloj, para protegerme del hoy y ser feliz en el ayer, donde las sonrisas de mis abuelos cantaban bajo la lluvia de las estaciones, que en mi madurez, son marco de su memoria.


domingo, 14 de abril de 2024

Aislada

Sujetando al silencio se abraza la vida; es ella, una flor  que suspira su existencia, junto a una alcantarilla; que le invita a ser devorada, a ser tragada,  a ser aniquilada; por la costumbre, por la sociedad; por la monotonía de la supervivencia; que no busca héroes; que no reclama heroínas; tan solo, seres sumisos a los espejos creados; que no protesten, que sigan huellas, que se sometan a la infelicidad impuesta; por eso, ella, se sabe única; se cree importante; se adorna sola;  para resistir al tiempo; para acercarse a la soledad; para besar al destino, que le invita a ser libre en medio del olvido

 

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

jueves, 11 de abril de 2024

Atardeceres

 

Hay un momento de vértigo, tal vez de silencio; cuando el sol se despide del día, que es como si la vida nos invitará a seguir a la oscuridad; que es la muerte de nuestros cuerpos, anclados en el deber de resistir hasta la extenuación del sentimiento; que abraza a nuestros espejos en la noche; que se despide del mañana,  que tal vez, llegue o no llegue; que suspira a la  la necesidad de vivir un amanecer más; para  escribir  nuestro deseo de eternidad.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

lunes, 8 de abril de 2024

Soledad en la basura

 
 

 ¿Qué hace una taza de wáter en una calle, junto a los contenedores de basura? Solo queda una respuesta, esperar; espera su final, que unas manos ajenas a su supervivencia, le darán de una manera abrupta, siniestra, cruel, para su sensibilidad; mientras ella, llorará su deterioro, su juventud perdida, su aniquilación, en medio de una vida, inmersa en los calmantes del destino; la taza, es ayer, donde su forma, se perderá en un cementerio sin lápidas, repleto de olvidos adonde nadie acudirá a llorar su memoria.


Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

jueves, 4 de abril de 2024

Sobrevivir al destino



No es fácil, ser diferente a un entorno que disfraza las normas de costumbres;   no es fácil,  crecer en una sociedad hostil a tu fantasía; no es fácil, dibujar abecedarios en medio de la matemática de la rutina; no es fácil, volar cuando tus pies permanecen encadenados a la tierra; pero siempre, hay una esperanza que aparece en medio de la nada; una esperanza que se alimenta de suspiros; que juega con la lucha; que canta bajo la lluvia; que camina sin miedo en la oscuridad; pero siempre, hay héroes, hay heroínas, que sonríen al lado del sufrimiento, que nos contagian su fuerza, su lucha, su entrega, a hilar sueños en el sentimiento; para que entendamos que la vida no es fácil, pero, merece la pena ser memoria de nuestras huellas.

 

  Ana Tapias( todos los derechos reservados)©


Decandencia

Una margarita, pierde el rumbo en medio de la nada; crece en un lugar alejado de las miradas ajenas; donde nadie posa sus sueños, a no ser que sus ojos derramen lágrimas, buscando el consuelo de la primavera; que  se cuelga de espacios alejados del sentimiento; donde la decadencia, se abre paso ante el destino de aquellos, que mañana serán olvido; se abre paso entre la incertidumbre de aquellos, que mañana serán memoria; se abre paso entre la pereza de aquellos, que mañana serán cenizas escritas en el viento; que se enamora de los pétalos que surcan mundos posibles de leer.

 
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©

miércoles, 3 de abril de 2024

Auxilio de las tuberías


 

No se aprecia bien en la fotografía, pero si nos acercamos a ella, se aprecia una tubería de una calle anónima;  forjada en el paso de los años;  siendo espejo de aquellos, que arrastran lágrimas, que inundan sueños, que interpretan circunstancias, que interrogan sucesos; que impulsan a ahogarse en la indiferencia, de un mundo que nos abandona en nuestras tragedias; donde nos perdemos sin conclusiones; pero siempre llega un abrazo,  estructurado en silencios, que nos protege de la lluvia, y nos acorrala dentro de nuestras sonrisas.

Ana Tapias( todos los derechos reservados)©