Ana Tapias( todos los derechos reservados(©
El reloj del comedor, de la casa de
mis abuelos paternos( ahora pertenece a otras personas por desacuerdos
familiares) permanece olvidado en la casa de mis abuelos maternos, a la espera,
de estacionarse en un lugar importante; de relacionarse con un espacio definitivo;
de permanecer fiel a un entorno acogedor:
que lo invite a hablar de sus recuerdos, que son los de mis abuelos; cuyas
vidas se pararon como las manecillas del reloj; invisibles a los minutos, a los
segundos, a las horas; que saltan, sin vértigo, en mis días de lágrimas; donde
acudo a recibir instrucciones de mis abuelos,
para sobrevivir a mi realidad; inmersa en el duelo de la incertidumbre; que acaricia su reloj, para protegerme del hoy
y ser feliz en el ayer, donde las sonrisas de mis abuelos cantaban bajo la
lluvia de las estaciones, que en mi madurez, son marco de su memoria.
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