Iba caminando, absorta en mi
incertidumbre, cuando me llamó la atención un gato a lo lejos; me miraba,
incrédulo a mi presencia; mientras se refugiaba en su sombra; que le arropaba, del
frio de personas, que no confían en la
bondad de los gatos nacidos bajo las estrellas; que no admiten la sabiduría de
los gatos libres; que no entienden la sencillez de los gatos sin dueño; que
saltan de circunstancia en circunstancia, adentrándose en la supervivencia, con
la intensidad, del que nada tiene y todo lo halla bajo el silencio del destino;
que indaga sin fronteras, en sus ojos,
de cazador de palabras: que anhelan el
abrazo de la tranquilidad, conquistada una tarde bajo el sol.
Ana Tapias( todos los derechos reservados(©
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