Cada año asisto al ritual de ver los encierros. No me gustan los toros, respeto a quienes los consideran un arte. Un arte que yo no entiendo. Me gusta la belleza que desprende la lucha. La lucha entre la vida y la muerte. En la calle Estafeta un toro zarandeaba a un mozo. He temido por su vida. He pensado que lo mataba. He llorado. He visto como un animal que se defendía ponía en duda la solemnidad de la vida. La vida es tan efímera como un encierro de San Fermín.
Ana Maria Tapias Garcia.
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