Machado emprendió su último vuelo hace 75 años. Un mes antes había dejado sus palabras, ,escondidas, en una España que se destrozaba, sin sentido. Antonio descuidó sus lentes en los naranjales de Soria, oliendo a jazmín, donde su corazón se heló. Corazón de un olmo viejo, hendido por el rayo de Leonor, que le abandonó el medio del mar, caminando triste, pensativo y viejo.
En el exilio permanece aún, con sus recuerdos de un patio de Sevilla.
En el exilio permanece aún, con sus recuerdos de un patio de Sevilla.
Ana Maria Tapias Garcia
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