Amo hacer fotos a los charcos, busco la realidad o la fantasía, no lo tengo claro. El charco es una farola que se refleja en el suelo, en el mar se diluyen quince subsaharianos. Sus cuerpos pertenecen a la realidad de la que huyen y se han quedado en la fantasía que soñaban. A nadie parece importar su muerte, es difícil escuchar otras soledades tan sujetos como estamos a la nuestra. Deberíamos regalar flotadores que escuchen, no olas que hundan deseos
Ana Maria Tapias Garcia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario