Es curioso como el humo de las chimeneas camufla las vidas pasadas, nos sentamos a recibir el calor del presente olvidando el pasado.
Ellos fueron asesinos en los años ochenta y noventa en España, y ahora él era quiropráctico y ella profesora de yoga. Desterraron de sus manos que eran sus conciencias, la sangre derramada para ser felices fuera de ella. Sí les hubiera visto en el ascensor de mi casa me hubieran caído bien, incluso hubiera hablado con ellos de la crueldad del paso de las estaciones sobre mi garganta.
Sus rostros han evolucionado pero sus asesinatos han de ser juzgados, a pesar del humo sobre ellos.
Son asesinos no nuestros vecinos.
Ellos fueron asesinos en los años ochenta y noventa en España, y ahora él era quiropráctico y ella profesora de yoga. Desterraron de sus manos que eran sus conciencias, la sangre derramada para ser felices fuera de ella. Sí les hubiera visto en el ascensor de mi casa me hubieran caído bien, incluso hubiera hablado con ellos de la crueldad del paso de las estaciones sobre mi garganta.
Sus rostros han evolucionado pero sus asesinatos han de ser juzgados, a pesar del humo sobre ellos.
Son asesinos no nuestros vecinos.
Ana Maria Tapias Garcia.
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