Carlos es Ecuatoriano, al nacer susuraba a las montañas, a los árboles, a los cauces de los rios, silbaba a los pájaros, desollaba el misterio de sus orígenes. Su alma viajó a su pasado, su cuerpo se trasformó en altavoz de los que nada tienen, salvo su dignidad, que es encarcelada una y otra vez, bajo el amparo de leyes escritas por la mano dictadora.
Carlos, grita al viento leyes indigenas. Sus palabras hechizan a los cautivos, a los refugiados, a los olvidados, a los silenciados por oir el eco del ayer; por amar las huellas dactilares que les enseñaron a leer.
La voz de Carlos, ha de ser oida en el Parlamento, no solo en las calles. Ha de estar acompañado por su compañera ,Manuela, expulsada sin motivo de Ecuador.
La voz de Carlos, ha de ser oida en el Parlamento, no solo en las calles. Ha de estar acompañado por su compañera ,Manuela, expulsada sin motivo de Ecuador.
Hay voces llamadas a ser parte del destino.
Ana Tapias
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