martes, 13 de septiembre de 2022

No hace falta mucho para soñar

 

De las personas de las fotografías, solo he conocido a uno, a mi tío-abuelo, que fue el padrino en la boda de una sobrina, que no es prima mía; el hombre guapo, que mira al futuro es  otro tío-abuelo, el día de su boda;  murió a los seis meses de casarse; es una sensación rara, pero le tengo cariño, puesto que, forma parte, del amor a mi abuela, y no le puedo negar a él, a quien me encuentro en momentos de felicidad, perdido entre cajones, que rescato para que viva en mi corazón; de la otra fotografía, nadie sabe nada; debe formar parte de una herencia perdida de una tía- abuela, que para ella, eran personas importantes, con un significado y sentido en su monotonía; los he adoptado, como parte de mi familia del recuerdo. Todos ellos, seguro que pensaron en algún momento de su vida, que no hace falta mucho para soñar, ya que, con unas moras, sus sonrisas eran dulces, y eso era suficiente para no alargar la mano al destino; que es un eco de lo imprevisible, que se acerca sin miedo hasta nuestras lágrimas, que nunca formarán parte del recuerdo, que dejamos a los demás para ser algo más que un rostro sin bautizar.


Ana Tapias) todos los derechos reservados=©

No hay comentarios:

Publicar un comentario