Una silla es presuntamente culpable de no ser útil; siendo juzgada por el
destino, que la conduce a la cárcel de la erosión, donde se perderán los
momentos vividos por las personas, que tuvieron la dicha de descansar de
sus sentimientos sobre ella; que habrá soportado lágrimas,
incertidumbres, sonrisas, alegrías, susurros, cantos, sueños, melopeas, que
llegado un día donde nada es importante, son desterradas al olvido de un lugar
sin bautizar.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
No hay comentarios:
Publicar un comentario