Estas rosas, pertenecen a la corona que custodió, el cuerpo sin
vida de Edelmira, que yace en silencio del recuerdo; donde su voz, cargada de
sentimiento, se dibujará en los corazones de quienes la quisieron, que caminan
más tristes, más solos, más escondidos de la alegría; que transmitía una mujer, hecha así misma;
pues sus padres, murieron cuando era muy pequeña; lo que la condujo por la
senda del sacrificio, del trabajo, de la valentía, en un mundo que construyó a
su medida, donde habitaban su marido y sus dos hijos; a los que agarró de la
mano, para que no se cayeran cuando sorteaban los desajustes de las lágrimas,
que Edelmira, tradujo en fortaleza, Tuve
la suerte, de compartir muchos momentos, con Edelmira, que ahora se quedan
huérfanos, de su sonrisa, de sus palabras, de su mirada; que permanecerá
siempre en mi memoria,
Con cariño a mi querida Edelmira Pascual Muñoz.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)
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