El
tiempo se adueña de nuestros cuerpos, toma diversas formas a lo largo de
nuestra existencia, cambiamos en marcos de minutos, de segundos, de horas, de
años, de décadas, que nos llevan a no reconócenos en el espejo; puesto que
la memoria sobre nosotros mismos se erosiona, se pierde, se ancla a nuestra
juventud; donde éramos guerreros aguerridos a la indiferencia de la muerte; que
se aproxima al cumplir años, que nos llevan exiliar, a proscribir, a
desarraigar el tiempo, para soñar con sobrevivir al destino.
Ana Tapias( todos los derechos reservados((©
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