lunes, 13 de noviembre de 2023

Madre e hijo


 Dos viejas fotografías que en su día fueron jóvenes fotografías, como los fotografiados: mi bisabuela Flora, y mi tío Amador. Madre e hijo, juntos en un pañuelo de mi bisabuela; desgastado, descosido, roto, por el paso del tiempo; que intuyo que para mi bisabuela, formo parte de su monotonía estrangulada por la muerte prematura de su marido; mi bisabuelo Manuel, que dejó a tres hijos muy pequeños, casi en la miseria; de la que salió mi bisabuela, trabajando como sirvienta, en una casa de señores adinerados, sin uno de sus riñones; toda una heroicidad en los años veinte, del siglo pasado; donde la medicina era un lujo para los ricos, que mi bisabuela observaba en su idas y venidas, por la casa donde limpiaba. Flora Sanz Cristóbal, fue una mujer valiente, libre, emancipada. Sus dos hijas y su hijo, tuvieron que ponerse a trabajar, cuando sus cuerpos se lo permitieron. Mi abuela, ayudaba a su abuela a vender ajos en el mercado, pasando a la fabrica hasta que estalló la guerra civil, y las mujeres, muchas mujeres, fueron encerradas dentro de sus labores. De mi tío, Amador, conozco poco; tan solo, que no fue feliz hasta los cuarenta años,  cuando se casó; pero un derrame cerebral, acabó con vida a los pocos meses, dejando su cuerpo en medio del olvido; de donde rescato a mi tío-abuelo, al que nunca conocí , pero su memoria ha crecido en mi corazón, como sus ojos verdes ,que sobrevivirán en mi mirada; que conjugarán mis palabras; que saltarán en mi fantasía, donde abrazo a mi tío, como si fuera un osito de peluche del recuerdo. 

Con amor a mi bisabuela Flora Sanz Cristóbal y a mi tío-abuelo Amador Heredero Sanz
Ana Tapias) todos los derechos reservados)©

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