Caminaba observando a las cigüeñas; sus vuelos son cercanos, amables,
expansivos; me atrapan dentro de sus cambios de sentido; me sugestionan sus
acrobacias horizontales; me acogen sus cambios de sentido; que apenas tuve
tiempo de fijar mi mirada en un pajarillo;
escueto, diminuto, casi adolescente; que se había posado en la rama de
un árbol; parecía salido de un cuento de mi imaginación, pero era real; me apresuré a fotografiarlo, para saber que existía, para paralizar su
huida, para aprender a recordarlo; seguí su atolondrado vuelo, me detuve en su
nido; que no era nido, sino un agujero dentro de un árbol, donde se introdujo
con perseverancia, como si fuera fácil
adentrarse en el silencio, donde la oscuridad, camufla su supervivencia.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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