Esta fotografía, no es mía, es de mi madre; es una herencia de mi tío-abuelo, Esteban; que es al único que reconozco de todos. Intuyo que pertenece a la década de 1920, donde la guerra civil española era impensable, para estas personas humildes, alejadas de la grandeza de las decisiones, que marcarían sus existencias para siempre, como la de mi tío; que fue condenado a muerte, por el dictador del bando sublevado; pero el destino, le salvó la vida y quiso que llegará a los 105 años, conociendo la democracia. Al lado de mi tío, se encuentra su mujer, la tía Lucia; que tuvo que trabajar en casas ajenas, para poder sobrevivir; fue criada; creo que planchadora; son rumores que han llegado a mi sentimiento de sus vidas; de las que ignoro sus sonrisas, sus lágrimas, sus conquistas, sus derrotas, sus sueños, sus pesadillas; el resto de personas de la fotografía, del puente con un rio al lado, desconozco sus nombres, sus nacimientos, sus muertes; siempre me gusta imaginar que fueron felices; que se retrataron para ser recordados en un futuro imposible de descifrar; donde sus rostros se han convertido en microscópicas huellas del ayer.
A la memoria de mi tío Esteban, y de su mujer, la tía Lucia
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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