La
memoria se apaga lentamente, sin condiciones, sin clausulas, sin exigencias;
fulminada por el abrazo de los segundos, que nunca son eternos; que nunca son
predecibles; que nunca son definitivos; que hablan con el recuerdo, que se
escinde; que se desdibuja; que se pierde; acompasado por la luz del atardecer; que
atrapa nuestros cuerpos en fotografías; que alguien observará con interés; que alguien besará con amor; que alguien
llorará, con lágrimas, arropadas por la soledad, de lo que fuimos, de lo no fuimos;
de lo que soñamos, de lo que soñamos; de lo que sufrimos, de lo que no
sufrimos; de lo que sentimos, de lo que no sentimos; de lo que vivimos, de lo que
no vivimos; para ser derrotados por la obscuridad.
Ana Tapias( todos los derechos reservados)©
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