Mis sobrinos no están a salvo, les hablo sobre el peligro, les aconsejo sobre lo que deben o no deben hacer, pero hasta que la policía no le encuentre ir al parque se ha convertido en algo lleno de incertidumbre.
Mis pies se apresuran en los semáforos, recapacitan sobre la soledad de los hombres y de las mujeres sin cobijo que me encuentro. Mis manos quieren atrapar su dolor y vendárselo como si fuera una herida que se curara.Mis oídos se llenan de agujetas al escuchar el sonido de las ambulancias". Soy de Segovia", me repito cuando mi corazón se acelera por los ruidos.
Caminar por Madrid es acercarse a las estrellas que caen.
Ana Maria Tapias Garcia.
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