martes, 16 de septiembre de 2014

Mamá

Mamá, mamá gritaban los niños de tres años desconsolados en un colegio de Madrid. Mis ojos lloraban  con ellos. En la calle un ruido incesante me hacía  olvidar su pequeño sufrimiento. Ambulancias, coches de bomberos, coches de policía, se colaban en mi imaginación, mientras en una clase miran  con incredulidad a su nueva madre que no les quiere, sólo les  obliga a aprender, cuando desean jugar en el parque sin zapatos, correr a ver si pillan a una paloma y meterse en un charco,  como Pepa Pig.
 Mamá, mamá quiero ser niña, otra vez para abrazarte sin el miedo a perderte. Mamá, mamá.

Ana Maria Tapias Garcia

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