Mamá, mamá gritaban los niños de tres años desconsolados en un colegio de Madrid. Mis ojos lloraban con ellos. En la calle un ruido incesante me hacía olvidar su pequeño sufrimiento. Ambulancias, coches de bomberos, coches de policía, se colaban en mi imaginación, mientras en una clase miran con incredulidad a su nueva madre que no les quiere, sólo les obliga a aprender, cuando desean jugar en el parque sin zapatos, correr a ver si pillan a una paloma y meterse en un charco, como Pepa Pig.
Mamá, mamá quiero ser niña, otra vez para abrazarte sin el miedo a perderte. Mamá, mamá.
Ana Maria Tapias Garcia
No hay comentarios:
Publicar un comentario