Hay otra realidad por la que no caminamos, es la que nace entre los jefes de estado, en la que Obama y Angela dialogan sobre la guerra en Ucrania. Se miran con arrobo y ternura. Puttin se pone celoso. Cupido actúa con discreción, sus palabras pueden escupir odios, alentar venganzas, caldear las armas. Sus manos, aliviadas, por los gestos de paz, no divisan a ucranianos que sufren, que lloran, que mueren, boca abajo sin ser rescatados.
ANa Maria Tapias Garcia.
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