miércoles, 18 de febrero de 2015

Pesadilla.

Las miradas se condensaban  en  rostros cubiertos de  cansancio. La hora propiciaba el desvelo de  las formas, las sustancias volaban como si fueran interrogantes, me arrojaron contra la pared, estaba sola, aislada de la certeza, las olas me pegaban, me salvó una farola, recordaba haberla visto, aquella tarde. Me agarré a la almohada y me desperté.

Aa Maria Tapias Garcia.

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