martes, 17 de febrero de 2015

LLueve.

Ayer llovía por la tarde, por la noche, y, solo podía escuchar su sonido, agreste, que caía sobre mi pensamiento. La lluvia es sorda.  Me gustaría hablar con ella,  para contarla mis devaneos con las lágrimas, que acuden a mi mirada, al ver sus rostros marcados por el desaliento, rotos por el hambre, pidiendo arrodillados en las calles, gritando al vacío su miseria, susurrando al viento que morirán ahogados por el olvido. Me gustaría llorar a su lado, pero solo me atrevo a hacerlo cuando llueve.

ANa Maria Tapias Garcia.


No hay comentarios:

Publicar un comentario