martes, 14 de julio de 2015

Mónica

Mónica es una vecina de toda la vida, viven otra calle, en otro bloque, habíamos coincidido poco.
Empezamos a hablaeel parque, mientras su nieta y mi sobrino jugaban. Su marido un hombre menudito, miope, timido, murió drepente. El dolor, la tristeza, la penumbra, se atrincheró en la dulce mirada dMónica. Al darla el pésame  lloramos juntas. Me la encontraba a menudo, intentaba calmar su pasión,  anclada en la memoria, qununca es fugaz coel recuerdo. La animaba, ldejé un libro " La voz dormida" d Dulce Chacón, ama leer.
 Salí caminar, la ví, sus ojos seguían mirando al pasado. " Si viviera mi marido podría cuidar a mis nietas, sola no me atrevo, son muy pequeñas", dijo. Mdieron ganas de abrazarla, pero no lo hice, seguí caminando, Mónica sdifuminó eel laberinto de las emociones.

Ana Tapias

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