Mis sobrinos apuran sus dias de juegos, el otoño se acerca, la arena es un collage de hojas verdes y de hojas secas amontonadas a lo largo del parque. Inés saca el cubo, la pala, los llena una y otra vez, no se cansa. Alonso juega al fútbol con el abuelo, corre, da patadas, me llama "Tía Ana, ven". Acudimos Inés y yo. Al abuelo se le nota cansado, aún asi sigue jugando. Alonso tira la pelota al jardin, va a buscarla, resbala, cae, llora. En su mano derecha hay un pequeño corte, con algo de sangre, sus lágrimas son eco que llega a hojas, bancos, arena. Le consolamos de camino a casa." No voy a poder comer solo", dice entre sollozos. El parque se queda atrás.
Ana Tapias
Ana Tapias
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