Se llaman Carlos Pérez Guartambel, Salvador Quishpe Lozano, Jorge Herrera Morocho, Blanca Cecilia Velasque Tigse, son Ecuatorianos.
Escribo sobre ellos desde la distancia, nos separa un océano cuyas aguas surcan culturas distintas. Veo sus rostros desgastados por la injusticia, que padecen desde niños. Su sinceridad los vertebra a ser perseguidos, condenados, encarcelados. Forman parte de la intrahistoria de Ecuador. Son minifundios de esperanza para sus comunidades, que sueñan con despistar a la pobreza de su camino, que anhelan con liberarse de la tragedia, con desprenderse de la dictadura del destino, para sonreir en libertad.
Escribo sobre ellos desde la distancia, nos separa un océano cuyas aguas surcan culturas distintas. Veo sus rostros desgastados por la injusticia, que padecen desde niños. Su sinceridad los vertebra a ser perseguidos, condenados, encarcelados. Forman parte de la intrahistoria de Ecuador. Son minifundios de esperanza para sus comunidades, que sueñan con despistar a la pobreza de su camino, que anhelan con liberarse de la tragedia, con desprenderse de la dictadura del destino, para sonreir en libertad.
Mi corazón habla, grita, camina a su lado.Soy indígena.
A Santiago Pabón, alma del bosque.
Ana Tapias.
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